Libros de ayer y hoy
Anaya, la debacle anunciada
El error de Ricardo Anaya fue haber sumado enemigos a diestra y siniestra para hacerse, a la mala, de la candidatura presidencial del PAN.
Y error fue también lanzarse tras la Presidencia cuando tenía el esqueleto de un elefante adentro del clóset.
Ese candidato está contra las cuerdas dando explicaciones y dice que no va a renunciar. Es el preludio de la debacle.
Sus defensores en los medios dicen que es mucho mayor el señalamiento que hizo la Auditoría Superior de la Federación sobre presuntos desvíos de Rosario Robles cuando fue titular de Sedesol.
Olvidan que Rosario Robles no es candidata presidencial y Anaya sí.
En el caso en que imputan a Robles ella no está mencionada, hasta donde se sabe. Hay cerca de 500 servidores públicos sancionados y varios de ellos procesados penalmente.
Desde luego hay que investigar más y castigar con todo rigor, lo que sin duda sucederá gane quien gane en julio.
El punto es que Ricardo Anaya es candidato presidencial y está enredado en una telaraña de mentiras con prestanombres, empresas fantasmas y paraísos fiscales de por medio.
Todo sale en una elección presidencial y qué bueno que así sea.
A Meade no le han hallado un peso mal habido. ¿A poco no se entiende la diferencia?
Error de Anaya fue apoderarse de la candidatura presidencial del PAN violentando todos los procesos internos de ese partido.
Hizo una alianza electoral atractiva con el PRD, que no fue para el PAN sino para él.
Si Anaya hubiera apoyado la candidatura natural de Margarita Zavala ganarían la Presidencia, y Ricardo habría emergido como el cerebro de las victorias del PAN en las gubernaturas estatales y de su regreso triunfal a Los Pinos.
Pudo más la ambición que la visión.
Olvidó los principios del PAN, lo que hace levantar las cejas a los que conocen su doctrina.
Propone una renta básica universal -repartir dinero parejo, a quien lo necesita y al que no- como oferta central de programa de gobierno, en contra de lo que él pensaba hace muy poco, expuesto en su tesis doctoral.
(Para más datos, la tesis se la dirigió Víctor Hugo Martínez González, hoy académico de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México -la de AMLO-, campus San Lorenzo Tezonco).
Fue un acto temerario lanzar su candidatura, tan vulnerable, contra un rival de la fortaleza y peligrosidad de López Obrador.
México está en riesgo de un retroceso a los años 70 con AMLO, y el partido democrático por excelencia hace una chapucería de elección interna para descarrilar a todos los rivales internos del líder del PAN.
Y éste, Anaya, se lanza al ruedo con todo y triangulaciones de dinero a empresas fantasmas y paraísos fiscales que acaban en su cuenta bancaria.
¿No entienden la gravedad del momento para el país?
Dentro del PAN saben muy bien el riesgo que existe para México.
El populismo llega por la vía electoral y termina por quebrar la democracia.
Primero se carga a los políticos y partidos clásicos a fin de llegar a su objetivo: la presidencia.
Cuando conquista el poder ejecutivo, el populismo es ineficaz para gobernar y lo primero que hace es consultar a “la gente” y la contraponen al Congreso. Así comienza el desgaste democrático.
¿Quiénes publican los síntomas de su ineficacia para gobernar? Los medios de comunicación. Entonces cargan contra los medios y sus directivos.
Luego, como son ineficaces y por tanto no reactivan la economía del país, se lanzan contra los empresarios. Y contra la Suprema Corte, el Banco Central, etcétera
Lo que se viene está cantado y en Acción Nacional no lo quieren ver: lanzaron a un candidato frágil, ambicioso e ideológicamente inestable.
AMLO se lo va a comer. Ése no puede ser su rival. Es mucho lo que podemos perder como país.