Itinerario Político
MÉXICO, 12 DE JUNIO 2017.- La imagen que abre este artículo del pequeño Omran, cubierto de polvo y ensangrentado, provoca en la mayoría de las personas una intensa empatía. La fotografía del pobre Aylan, con su camiseta roja y sus pantaloncitos azules, sin vida en una playa turca, también suscita una inmensa empatía. Pero son empatías diferentes. La primera genera compasión, solidaridad y ganas de ayudar a Omran. La segunda, dolor, angustia y hasta ganas de mirar para otro lado. Un estudio muestra ahora las bases cerebrales de ambas emociones, informó El País.
La empatía es un mecanismo neuronal básico en los humanos. En las comunidades primitivas, esa capacidad para interpretar los estados mentales del otro y ponerse en su lugar servía para saber si los que acercaban al grupo tenían buenas o malas intenciones. La empatía es fundamental para las relaciones humanas. Tanto que, salvo psicópatas o autistas, todos los humanos son seres empáticos. Un grupo de investigadores de EE UU ha estudiado en qué parte del cerebro se genera y si es igual en diferentes personas.
A 66 voluntarios les escanearon el cerebro mientras oían testimonios reales de dramas humanos, algunos con final feliz, otros no. Fuera del escáner, los voluntarios tuvieron que valorar cómo les hizo sentir cada historia. Lo primero que comprobaron es que la empatía no es cosa de una zona determinada del cerebro, intervienen muchas y con funciones muy diferentes. «El cerebro no es un sistema por módulos donde haya una zona encargada de la empatía. Se trata de un proceso distribuido», dice el director del laboratorio de neurociencia de la Universidad de Colorado, Boulder (EE UU) y coautor del estudio, Tor Wager.
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