Itinerario Político
MÉXICO, 21 DE MAYO 2017.- A principios de 1962, un joven estudiante de MIT iba camino a casa en la ciudad de Lowell, Massachusetts.
Era una fría noche, con un cielo despejado y, cuando Peter Samson se bajó del tren y miró al firmamento, un meteorito rayó con su luz el cielo.
En lugar de suspirar ante la belleza de la creación, la reacción de Samson fue buscar automáticamente un control de juegos que no estaba ahí y escanear el cielo, preguntándose dónde estaría su nave espacial, detalla la BBC News.
El cerebro de Samson se había desacostumbrado a ver estrellas de verdad. Había pasado demasiado tiempo jugando «Spacewar!».
La cuasi alucinación de Samson fue la precursora de incontables delirios digitales por venir, como ver imágenes de Pac Man o bloques de Tetris o Pokemones cuando te estás quedando dormido.
Pero en ese tiempo, esa capacidad de la computadora de activar nuestros reflejos pavlovianos y de aparecer en nuestros sueños era inimaginable. Para los únicos que no era ajena era para Peter Samson y un puñado de amigos.
Eran serios aficionados del juego Spacewar!, el primer videojuego relevante: el que abrió la puerta no sólo a una manía social y una industria masiva sino también a un cambio en la economía más profundo de lo que imaginamos.
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