Itinerario Político
Lo que no consiguieron encontrar fue esta presencia de ADN humano en las otras muestras de Europa occidental
MADRID, 18 Febrero 2016.- El mundo era muy diferente entonces. Varias especies humanas se repartían los continentes. Los neandertales poblaban Europa y parte de Asia. Los Homo sapiens dominaban en África. Y otras especies, como el Homo erectus o el hombre de Flores, habitaban en Oriente. No hace tanto de aquello, menos de 150.000 años, un suspiro en términos evolutivos o geológicos, pero todo un mundo si cerramos el foco hacia la historia de la evolución humana más reciente.
Aquellos reinos de Taifas no eran estancos y las distintas poblaciones migraban en busca de mejores territorios empujados por los rigores del clima. Durante las glaciaciones, cuando el hielo del Ártico bajaba hasta la latitud de la península Ibérica, las distintas especies euroasiáticas buscaban refugio en las áreas más cálidas del sur, detalla El Mundo.
Pero también el Sáhara se tornaba más árido durante estos periodos -aunque no tanto como el Sáhara que conocemos hoy en día-, lo que incitaba a las poblaciones que lo habitaban a probar suerte más al norte. El encuentro estaba servido.
Y eso mismo es lo que sucedió hace 120.000 años, durante el inicio de la última edad de hielo europea, conocida como Würm. En aquella época neandertales y humanos modernos compartían territorio en el suroeste asiático, y en ocasiones también relaciones íntimas.
Desde la publicación del primer borrador del genoma neandertal en 2010, los investigadores ya sabían que ambas especies se entrecruzaron y que, de hecho, una parte de la información genética de los europeos y asiáticos actuales contiene algo menos de un 3% de ADN neandertal.
Pero se pensaba que esos encuentros sexuales no se habían producido hasta hace entre 47.000 y 65.000 años. Ahora, gracias a una investigación recién publicada en la revista Nature, sabemos que también se produjeron cruzamientos entre ambas especies en aquel mundo glacial hace 100.000 años, cerca de 40.000 años antes de lo que se creía hasta ahora. Además, el trabajo documenta por primera vez la presencia de ADN de Homo sapiens en los neandertales.
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