Indicador político
Mi Rufo, la autosuficiencia alimentaria empieza por establecer políticas públicas para producir alimentos, reconociendo la realidad.
R- Guauuu, mi Santias, en eso coincidimos todos, pero el problema inicia al “reconocer” la realidad y entender que hay que cambiar el modo de andar.
S- No comprendo perro.
R- Auuu. Mi Santias, para hacer bien las cosas tendríamos que acabar con vicios y al hacerlo tocaríamos los intereses de grupos, pandillas y mafiosos. Es como querer combatir la ilegalidad en el comercio, sin querer combatir el contrabando y el mal llamado comercio “informal”.
S- Deja ver si entiendo, perro: El comercio ilegal es una traba para el desarrollo del comercio, ¿es así?
R- Grrr, no solo eso, mi Santias; el comercio ilegal obviamente inhibe el comercio formal y el crecimiento de los sectores; no se necesita ser muy abusado para entender que es imposible competir en precios con quién se roba las cosas o con quién no tiene gastos a los que la ley obliga, como el pago de impuestos o el pago de prestaciones a los trabajadores; me explico: aun suponiendo que dos comerciantes paguen lo mismo por un artículo para mercadear, si uno no paga el IMSS e infonavit de su personal, pues tiene un menor costo, por lo que lo puede dar más barato sacando de la competencia al que si cumple.
S- Ya entendí, el comercio “ilegal” es por sí mismo un freno al desarrollo.
R- Auuu, así de simple, pero no es todo, en adición, el informal promueve la corrupción de funcionarios e inspectores, lo que degrada el servicio público, pero hay más; fomenta el contrabando y el robo de artículos al no tener que demostrar origen o la propiedad de lo que se vende; y no es todo; el comerciante ilegal no paga impuestos y deja en debilidad las finanzas públicas, por lo que el gobierno tiene que aumentar impuestos a quienes estamos en la legalidad, aumentando los costos y ampliando la brecha de competencia desleal entre los “ilegales” y el comercio formal, lo que da al traste con el sistema social, comercial y legal.
S- Ya me queda claro, el trabajar en la ilegalidad genera incentivos para el que delinque y eso degrada al comercio formal creando una ola de deterioro social y económico para todos.
R- Grrr, así de sencillo mi Santias; por eso, al hablar de productividad en la producción de alimentos, tenemos que tomar en cuenta la legalidad del sector; te doy un ejemplo: Todos sabemos que las autoridades sanitarias, niegan lo que autoridades deportivas acusan como realidad: el que muchos ganaderos, para maximizar ganancias y cumplir con una supuesta presentación de la carne (más rosada), dan Clembuterol al ganado, lo que es ilegal y atenta contra la salud del consumidor.
Que lo nieguen las autoridades ganaderas parece ser un acto de resistencia natural en el ser humano, el de evadir responsabilidad y no ser sancionado. Qué las autoridades sanitarias sean comparsas, denota corrupción del sistema de control y gubernamental, en donde unos funcionarios (por omisión o por colusión) encubren a los otros para llevar la fiesta en paz, al margen del interés o de la salud de los ciudadanos.
Lo mismo sucede con el abigeato; hoy en día, el robo de ganado es cosa común, a partir de que las autoridades no cumplen con su obligación, la de garantizar la legalidad, me explico: tanto en el robo de ganado como en la falta de control sanitario, hay un eje común, no se cumple la ley. Entendamos, tú no te puedes robar carros si no tienes quién te los compre, en el caso del ganado es lo mismo y el filtro son los rastros, ya que el consumidor o cliente final es el que se come la carne, la que no se vende por animal completo, sino por partes o en canal, lo que se generan en los rastros, por lo que, si todo el ganado se sacrificara en rastros certificados, en donde verificaran no solo aspectos sanitarios sino de propiedad, ser cuatrero dejaría de ser negocio. El problema, dada nuestra realidad, está en los rastros clandestinos; los que todas las autoridades conocen y permiten a partir de dos premisas: 1.- Que si los cierran tendrían un problema social de quienes de ello viven (la ilegalidad permitida, como forma de gobierno) y 2.- Que el comercio ilegal es, a través del cochupo y la mordida, un negocio de autoridades y gobernantes. En otras palabras, aplicar la ley en esta como en muchas otras áreas de la vida económica, no es “negocio” para quienes gobiernan o son autoridad.
S- Obviamente, mi Rufo, esta realidad, de corrupción y apatía “oficial” atenta contra nuestra expectativa de ser productivos y, con el trabajo del campo, alcanzar la autosuficiencia alimentaria.
R- Grrr, así de simple, por eso, si queremos el desarrollo social, con énfasis en el desarrollo rural, tenemos que empezar por garantizar la legalidad, para así tener “Sistemas producto” rentables y eficientes; y así incorporar a la sociedad rural al desarrollo y a la modernidad, dentro de una sociedad funcional… ¡Así de sencillo!
Un saludo, una reflexión.
Santiago Heyser Beltrán
Escritor y soñador