Dan el skateboarding y el IMSS un giro a la vida de Emilia Ojeda
Podría escribir sobre el liderato compartido del Toluca, de la presentación de la selección ante Corea o bien del día en que “el tío” salió del closet.
Pero hoy escribiré de la mercadotecnia en nuestra liga. Debo confesar que como muchos otros soy “anticuado” en eso ver cambios tan grotescos en las playeras de los equipos. Hoy los equipos tienes más playeras que calzones, algo que en lo personal me parece un atentado contra su propia identidad.
Eso de ver al América de azul, al León de rosa, a chivas de gris, a rayados de naranja o al cruz Azul de rojo no es de mi agrado. Y no es cuestión de gustos es cuestión de identidad. Algo que no es exclusivo de México, sino una tendencia mundial.
Puedo entender que como en casi todo “poderoso caballero es don dinero” y el que paga manda. Las empresas que visten a los equipos pagan cifras millonarias y para ello necesitan vender playeras y para ello necesitan diversificarlas.
No se recupera su inversión si mantienen la misma playera con cambios mínimos año con año, porque su “cliente” es prácticamente cautivo y si este ya se compró la playera de su equipo, la mayoría no comprara la nueva solo porque cambio el patrocinador, el cuello o se agregó una franja, de ahí que los cambios sean bestiales.
Por ello, el futbol del mundo se ha convertido en una pasarela, en un desfile de modas. Iluso de mí cuando pensé que la identidad no estaba en venta, que a pesar del dinero tan necesario para la sobrevivencia de los equipos estos podían poner algún tipo de candado o restricción para que los nuevos diseños se respecten los colores de identificación de los equipos.
Son las marcas las que han obligado a que las “águilas” hoy sean “guacamayas”, que aparezcan las “panteras rosas” y desaparezcan los “panzas verdes” o que la Cruz Azul, sea ya la Cruz Roja. Son esas marcas, que por contrato obligan a los equipos a utilizar determinado tipo de uniformes y colores, no son los equipos los que deciden y han hecho poco o nada para evitarlo, porque necesitan ese dinero, ese ingreso.
En otras palabras en esta era de la mercadotecnia podemos decir que el futbol en el mundo y especialmente en nuestro país se ha prostituido. La tradición, la identidad, valores intangibles fueron vendidos al mejor postor.
Así las cosas no se sí le voy a las “Jergas grises” del Guadalajara, porque de chivas no tienen nada y de rojiblancos todavía menos. ¿A usted, le gusta esta metamorfosis?
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